viernes, 16 de noviembre de 2012


Construcción del saber pedagógico y transposición didáctica

     El estudio de la construcción del saber pedagógico de los docentes de artes visuales nos inclina a repensar el concepto de transposición didáctica que según Gómez M (2005) se atribuye a Michel Verret (1975). Este autor sostenía que la didáctica se define como la transmisión de aquellos que saben a aquellos que no saben. De aquellos que han aprendido, a aquellos que aprenden.  Esta transmisión supone una transformación del saber culto a un saber pedagógico o didáctico que permita ser transferible a los estudiantes, lo que deja algunas interrogantes sobre la selección y autonomía del saber pedagógico frente al conocimiento de la materia o saber culto. Esto pone en juego el rol del docente en dichos procesos, lo interpela por sus decisiones teóricas y ejecutivas en torno al saber construido y el conocimiento entregado en la transposición didáctica.  Aquí es importante rescatar la visión de Chevallard con respecto a la hegemonía del saber y como se transfiere a partir de las instituciones a la sociedad, también cómo el docente es un agente activo en este proceso asimilando saberes y transformándolos en saber pedagógico y finalmente en programas o diseños didácticos.


     Según Cardelli J. (2004) para Chevallard, los procesos de aprendizaje escolar surgen de las prácticas de estudio organizadas por el profesor. En este sentido, la enseñanza es diseño y ejecución de procesos didácticos. “Es necesario agregar a la conceptualización de Chevallard, que estos procesos expresan una pedagogía a partir de los objetivos que tienen para el sujeto en relación con el saber y con la cultura dominante”. (Cardelli J. 2004 p.50)


     El concepto de transposición didáctica de Chevallard, implica un proceso manipulativo con el saber en direcciones definidas y con fines determinados; es decir, se trabaja con el saber en tanto objeto de la cultura. Esta apertura de la enseñanza hacia el trabajo con el saber, se hace visible a partir de la idea de transposición didáctica de Chevallard. La manipulación del saber se establece en lo que se denominó como la noosfera o aquella instancia social indeterminada, en que los poderes fácticos toman las determinaciones y establecen las direcciones que deberá tomar el saber socializado. Esto queda en evidencia, al reconocer que es sólo el saber científico el que se presenta ante la sociedad como conocimiento real y válido, relegando otras formas de acercarse a la realidad o de pensarla críticamente; esta manipulación del saber se va conformando de manera sucesiva de generación en generación produciendo vacíos de conocimiento en la sociedad, lo mismo podríamos decir que ocurre con la asignatura de filosofía e historia que han sido marginadas sistemáticamente del currículo oficial.


     Por otro lado, el trabajo manipulativo está vinculado a la producción de textos, programas y todo tipo de herramientas didácticas o de enseñanza, la industria editorial controla la circulación del conocimiento y los programas develan, además de un conjunto de conocimientos, una ideología y cultura específicas que tiende a ser replicada y sostenida a través de los sistemas educativos. Para el profesor de artes esta realidad no es ajena, aunque no maneje libros de texto, su saber se construye en torno al conocimiento del arte dentro de un sistema de validación. Estos sistemas de validación se encuentran en las galerías y museos, donde se forjan las tendencias del arte contemporáneo así como la mirada histórica a lo que fue nuestro pasado cultural, lo que se ha denominado La Memoria, esta memoria museística es muchas veces una manipulación del saber y es con lo cual el docente debe trabajar para hacer su transposición didáctica.


     “La instancia de la Noosfera busca confinar la acción de los educadores a la ejecución de lo que ya fue diseñado en términos más generales. Si bien, como dijimos más arriba, el momento de ejecución de la enseñanza concreta en el aula también articula el diseño, la dirección y ejecución, se configura una división del trabajo. Ésta, en términos de concepción y ejecución, es uno de los mecanismos por donde se canaliza la hegemonía interna de los sistemas educativos.”(Cardelli J. 2004 p.53)

     En el mismo orden de ideas, se puede señalar también que la principal herramienta de hegemonía de los educadores en su trabajo de enseñanza es la posesión de la “teoría”, mientras que la “práctica” sería patrimonio de los alumnos. Cuando se enseña, los/as alumnos/as y profesores/as ocupan distintos lugares en torno al saber. El profesor ocupa predominantemente el lugar de la “teoría”. La dirección de la “teoría” sobre la “práctica” no es única y está determinada por la pedagogía dominante en las instituciones educativas. En la transformación de la dirección de este proceso está uno de los caminos de la democratización de la educación. Y es lo que los docentes de artes visuales están realizando de manera rudimentaria, pero eficaz, principalmente debido a que las condiciones en que se desarrollan como profesionales son conflictivas y su marco disciplinario es particularmente indefinido, transversal y multidisciplinario. Estas tres características del saber pedagógico construido por los docentes no hacen posible una verticalidad o una hegemonía interna dentro de la disciplina, de hecho muchos docentes ni siquiera consideran los planes y programas del MINEDUC; además, las fuentes o estrategias que utilizan para acercarse al arte y a la cultura con los estudiantes es tan amplia como la cultura misma, a la cual se integra la vida y cultura propia de los estudiantes, el comic, el cine, la moda, el diseño las nuevas tecnologías, promoviendo una nueva dirección en el proceso, desde la cultura particular de los sujetos al currículum enseñado.


     Según Cardelli J. (2004) este mecanismo general que permite canalizar la hegemonía interna en el sistema educativo, donde los que poseen la “teoría” o el “diseño” conducen a los que realizan la “práctica” o la “ejecutan”, es estructural en el Sistema Capitalista. Esto nos muestra el carácter político profundo que tiene la tarea por democratizar la educación y la cultura en general. Para aquellos que creemos en la profundidad de la crisis capitalista actual, y en que otro mundo es posible, esta lucha es estratégica. En el caso de la educación artística, esta democratización tiene que ver, por un lado, con la posibilidad de generar vínculos entre la actividad docente y la actividad artística de los profesores, de esta forma poder integrar a la escuela un saber construido en base a la cultura subjetiva y no solo en base a una cultura envasada o cultura objeto, producto de una transacción comercial. Por otro lado, tiene que ver con rescatar la reflexión crítica que los docentes hacen de su práctica educativa, allí se encuentra una herramienta crucial para la toma de decisiones y para la búsqueda de alternativas que permitan adaptarse a los constantes cambios en materia cultural, los docentes son activos constructores del saber pedagógico siempre y cuando mantengan una reflexión crítica sobre la práctica, esta reflexión permite detectar aquellas estructuras serviciales al modelo económico y al  mantenimiento de una cultura occidental y principalmente europea, que muchas veces deja de lado lo más importante en la enseñanza del arte: el sujeto.


     Por lo general, el educador no es protagonista de la legitimación del saber enseñado y éste ha funcionado por la vía de la identificación con el saber a enseñar. El educador se presenta como transmisor, “enseña un saber que él no ha producido y como el productor no está visible pareciera no ser de nadie. Estos hechos expresan que para los educadores no son visibles los procesos transpositivos institucionales que operan sobre él como una hegemonía”. (Cardelli J. 2004 p.58) Sin embargo para el profesor de artes que lleva consigo una actividad artística, o que está inserto en el circuito de producción y circulación de obra, estos procesos no le son ajenos y participa de ellos tanto como transmisor (profesor), como productor (artista) a la vez que puede integrar a los estudiantes a la producción artística y al entendimiento de sus procesos de validación. La transposición didáctica llevada a cabo por este profesor–artista tendría los componentes de producción, transformación y transmisión de un saber subjetivado en la práctica a través de la reflexión crítica.


     “El concepto de transposición didáctica nos posibilita hablar del saber en un sentido más amplio, donde el momento de la producción no sea el único o tenga el carácter predominante en la vida del mismo. Chevallard visualiza esta articulación conceptual y avanza sobre ella buscando encontrar un espacio epistemológico donde puedan dialogar los saberes en general y las Didácticas Disciplinares como momento particular. En su perspectiva esto se reflejará luego en los diseños escolares. La transformación en saber enseñado implica un reconocimiento de una cierta identidad para éste. Identidad que permite definir la especificidad de la Didáctica de los diferentes Saberes”. (Cardelli J. 2004, p.59)

     Este reconocimiento pasa por un momento crítico en la construcción del saber pedagógico, principalmente al considerar la innegable multidisciplinariedad que demanda la actividad artística y el saber construido en torno a ella, esta situación es tal vez una salida y una ruta a explorar para la construcción de una transposición didáctica autónoma y libre de la hegemonía vertical que plantean los estatutos institucionales.
  
     La posibilidad de tener un rol protagónico, por parte del profesor-artista, en la construcción del saber enseñado y en la producción del saber culto, está en el reconocimiento no de la disciplina específica sino de su doble función como docente-artista y de los elementos que puede manejar para trabajar con el saber: producción, transformación y transmisión. Tal vez esta visión promueva la autonomía docente y abra espacios para una nueva configuración curricular, donde exista la posibilidad de desarrollar una carrera docente involucrada en los procesos sociales de legitimación del conocimiento, en cuyo seno esté la importancia del desarrollo del sujeto, del estudiante.

miércoles, 27 de julio de 2011

Lorem ipsum

"Lorem ipsum vim ut utroque mandamus intellegebat, ut eam omittam ancillae sadipscing, per et eius soluta veritus", es una frase que recordaran quienes trabajan en diseño gráfico o el desarrollo web, esta frase  ha sido utilizada por tipógrafos desde hace aproximadamente 1500 años, como una especie de texto que  grafica la composición de las páginas para la  impresión y ahora, en los medios electrónicos tales como el software gráfico se utiliza para mostrar como se verá el espacio, la diagramación o el diseño cuando el texto real se coloque. Esto se realiza principalmente para que el lector no preste atención al contenido y se concentre en la imagen.

         La frase se extrajo de un libro en que Cicerón teorizaba sobre ética, alrededor del año 45 a. C., y significa lo siguiente: "A nadie le gusta el dolor para uno mismo, salvo que lo busque y desee tenerlo, solo porque es dolor." el texto original de Lorem Ipsum viene de las secciones 1.10.32 y 1.10.33 de "de finibus bonorum et malorum" (los extremos del Bien y del Mal). Cicerón relata un argumento de ficción en que presenta la teoría filosófica del hedonismo, basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida.


         Según la traducción al ingles de H. Rackham 's 1914[1] el texto completo diría más o menos lo siguiente ( la traducción al español y el destacado es mío):

                            “Sin embargo, debo explicar a usted cómo toda esta idea equivocada de denunciar el placer y alabar el dolor nació y  te daré una explicación completa del sistema, expondré las enseñanzas reales del gran explorador de la verdad, el maestro constructor de la felicidad humana. No se rechaza, o evita el placer propio, por que es el placer, sino porque los que no saben cómo buscar el placer racional encuentran las consecuencias que son extremadamente dolorosas. Ni tampoco hay alguien que quiere o persigue o desea obtener el dolor propio, porque sea el dolor, pero a veces se producen circunstancias en que el trabajo y el dolor pueden procurarle algún gran placer. Para tomar un ejemplo trivial, ¿cuando nosotros nos comprometemos en el ejercicio físico trabajoso, si no es para obtener alguna ventaja de ello? Pero además, ¿quién tiene derecho a criticar a un hombre que opta por disfrutar de un placer que no tiene consecuencias molestas, o uno que evita un dolor que no produce ningún placer resultante?

         …Estos casos son perfectamente simples y fáciles de distinguir.
En una hora libre, cuando nuestro poder de elección es ilimitado y nada impide que seamos capaces de hacer lo que más nos gusta, todo placer ha de ser acogido y evitar todos los dolores. Sin embargo, en ciertas circunstancias y debido a las demandas del deber o las obligaciones de las empresas, con  frecuencia ocurre que los placeres tienen que ser reprimidos y aceptadas las molestias. El hombre sabio por lo tanto, siempre tiende en estas materias a este principio de selección: rechaza los placeres para obtener otros placeres mayores, o de lo contrario sufre dolores para evitar peores dolores”.

         Habiendo hecho esta pequeña introducción les explicaré las razones de por que escribo sobre esas frases, y bueno, principalmente porque resultan bastante útiles para la interpretación de lo que es nuestra realidad contemporánea y por que servirá como metáfora del sometimiento y conflicto ético que plantea la dominación de la tecno-estética de la imagen en la actualidad, y de esta forma aportar con algunas reflexiones críticas sobre la contingencia nacional, impregnada de una fantasmagoría en el sentido Benjaminiano, encarnada en un monopolio de los medios de comunicación.

         En el texto de Cicerón, se aborda el tema del placer, en el sentido del bien, de hecho, como el único bien posible y por lo tanto como el fundamento de la vida moral. Sin embargo, este hedonismo postulado por la escuela Epicureista, se diferencia del utilitarismo del siglo XVIII, el cual pone el bien en el placer del máximo numero de personas posible, es decir, en la utilidad social, es aquí donde comienza a desvirtuarse el concepto de hedonismo, para transformarse en la búsqueda indiscriminada del placer, el placer para olvidar el sufrimiento de la escisión del sujeto, el placer por el placer. El abuso reiterado de los placeres puede alienar, exclusivizar y mecanizar la conciencia, humana causando diversos trastornos en la conducta, y eso fue justamente lo que se logro durante gran parte de la modernidad y hoy en la actualidad con el desarrollo de la industria y la tecnología, llevada a una escala masiva para satisfacer el placer de las masas, es más, para venderles el placer, para que aquello que, en el hedonismo de la escuela  Epicureista, era la búsqueda del placer individual, como parte de un equilibrio interno, se transformara en un hedonismo vulgar propiciado por la sociedad de consumo.
        
         En el ensayo Aesthetics and Anaesthetic: Walter Benjamin´s Artwork Essay Reconside[2], Susan Buck-Morss relaciona este texto de Benjamin con el concepto de fantasmagoría para entender la crisis del concepto de experiencia en la modernidad y como el nacimiento de una tecno-estética donde la vista es el sentido privilegiado de la conciencia contemporánea, donde la articulación entre ética, estética y anestésica conforman una triada puesta en valor y aplicada desde la producción visual.

         Esta triada no es otra cosa que el uso político (en tanto ejercicio del poder) de las imágenes y los productos estéticos, que se instauran como un bien de consumo (el placer como bien de consumo) en un contexto sobre saturado de estímulos, la violencia de la ciudad, los accidentes, atochamientos, las jornadas abusivas de trabajo repetitivo o mecanizado, y la frustración en que vive gran parte de la sociedad chilena. La alineación en que se encuentra Chile, tiene que ver con el concepto de shock, un residuo psicológico heredado, en gran parte, de la dictadura o más bien las dictaduras y posteriormente utilizado como estrategia comunicacional por el neoliberalismo, que supone una destrucción del poder del organismo humano para responder políticamente y, a su vez, la construcción de una fantasmagoría tecnológica colectiva como el narcótico que les permite seguir viviendo a aquellos mismos que aliena. Así, la tecnología tendría, en el plano de lo colectivo, la función anestésica que tiene una droga en el plano individual”[3].  Y las drogas causan placer, y es por eso que a las elites no les conviene terminar con el consumo de drogas, solo les interesa controlarlo, ya que la droga adormece y mantiene un estado de conciencia incapaz de responder políticamente a los abusos e injusticias del propio sistema social.


         Es así como el contenido de la programación televisiva y la producción visual y estética comercial cumple una doble función, por un lado ejerce el chock, mostrándonos repetitivamente, el último asesinato en el metro, el atentado con bomba en Oslo, las guerras de “pacificación” de Estados Unidos y su extensión mundial la ONU, o como la “Prensa Canalla”, como es habitual llamarla en Chile por los Blogeros y medios independientes, nos presenta siempre el lado destructivo de las protestas sociales, el temor de los vecinos, la misma molotov cayendo una y mil veces para que en la conciencia sea un verdadero bombardeo. 

 Y por otro lado, son estos mismos medios los que proporcionan la droga, la anestesia necesaria para que esta población shockeada no actúe, y no solo no actúe, sino que además disfrute de su propia autodestrucción y opresión. Ahora bien, coincidiendo con Susan Buck-Morss “El mundo-imagen es la superficie de la globalización. Es nuestro mundo compartido. Empobrecida, oscura, superficial, esta imagen-superficie es toda nuestra experiencia compartida. No compartimos el mundo de otro modo. El objetivo no es alcanzar lo que está bajo la superficie de la imagen: sino ampliarla, enriquecerla, darle definición, tiempo. En este punto emerge una nueva cultura”. A lo que solo habría que agregar que toda cultura se establece, en gran parte, como una acción político-estética no solo en el sentido ideológico, sino también en la vida diaria, a través de nuestras interacciones y experiencias cotidianas. Dicho esto, tal vez tal vez podamos pasar de la resistencia a la creatividad.    

        



[1] Extraido de: http://fusiontribal.wordpress.com/category/curiosidades/page/5/
[2] BUCK-MORSS, Susan. "Aesthetics and Anaesthetics: Walter Benjamin Artwork Essay Reconsidered", en October 62. Otoño (1992):3-41.
[3] Ciancío M. (2010) Benjamin y otras miradas. Sobre el concepto de fantasmagoría. En http://www.constelaciones-rtc.net/02/02_09.pdf